La soledad de los números primos
Actores: Alaba Rohrwacher, Luca Marinelli
Italiana / No recomendada menores 16 años / 118 min.
Para
los que hayan disfrutado de la novela y la hayan recomendado, a partir de aquí
todo es decepción. Para los que no la conozcan, confusión y desasosiego
gratuito. No es descubrir el argumento decir que se trata de las relaciones, a
través del tiempo, de un muchacho, atormentado por la muerte de su hermana
gemela autista, y una amiga del colegio que sufre acoso escolar y con problemas
de bulimia. El muchacho, por cierto, superdotado, se autolesiona haciéndose
cortes en manos y brazos.
Los
personajes, descritos con una distancia que no ayuda a conocerlos ni a sentir
por ellos la más leve de las empatías, transitan por la película como almas en
pena, él con cara de vaca triste, ella un poco más expresiva, dentro de una
estructura de inversión temporal, con frecuentes saltos que, intentando ser
fiel a la novela, despistan por su puesta en escena y la caracterización de los
personajes, quienes de una época a otra no parecen en absoluto ser los mismos.
La
película, queriendo ser intimista, respetuosa con los problemas de sus
personajes, no consigue crear la atmósfera adecuada para profundizar o, al
menos, mostrar en toda su dimensión los profundos trastornos psicológicos que
plantea, quedándose en una narración apenas epidérmica que sólo crea
desasosiego al esperador, sin aportar ninguna novedad, duda o debate sobre los
temas tratados.
El
espectador contempla la narración con inquietud, pero nunca con interés, con un
cierto malestar que no se llega a resolver en ningún sentido, ni para bien ni
para mal, y es que, al indudable desacierto de planteamiento narrativo abunda
también una puesta en escena desastrosa y una iluminación demasiado realista,
por no hablar de la música, muy de la época pero fuera siempre de lugar.
Sin
duda, una novela para que hubiera sido adaptada por otro realizador más hábil
en la creación de atmosferas claustrofóbicas y desasosegantes, David Lynch, por
ejemplo.
Conclusión: Si has
leído la novela, te recomiendo que no vayas a verla. Si no has leído la novela, te recomiendo que la leas.
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