Alacrán enamorado

Director: Santiago A. Zannou
Actores: Alex González, Miguel Ángel Silvestre, Carlos y Javier Bardem
Drama / España / No recomendada menores 16 años / 99 min.

                El director, Santiago Zannou, cosecho un gran éxito con su ópera prima, El truco del  manco, en los Goya de 2009, donde la cinta se llevo tres premios: mejor director novel, mejor actor revelación y mejor canción original. Tras este buen debut la expectación por su segunda película de ficción, tras dos documentales, era alta; el examen, sin embargo, creo que se ha pasado con nota.

                Zannou demuestra soltura en la puesta en escena, en la planificación y en la dirección de actores. Se puede decir que la cinta tiene ritmo, está bien contada y es creíble. Sin embargo, tiene un lastre fundamental: es una película de boxeo. No sólo de boxeo, desde luego, ya que la trama del cuadrilátero se mezcla con una historia de nazis matones y xenófobos, de la que proviene el protagonista y a la que renuncia gracias a los guantes y al amor por una mulata.

                Pero el ambiente del boxeo pesa mucho, y es este un subgénero muy estrecho, muy poco dado a la innovación, demasiado repetitivo y conocido para poder brillar de verdad. Todos podemos tener al menos un par de títulos, todos americanos, que van a definir el ojo que mira y la narración que esperas: la de los bajos fondos; la del gimnasio de barrio humilde donde jóvenes sin fortuna se entrenan en busca de un sueño; la de el entrenador/perdedor, quien por supuesto vive en un cuartucho en el mismo local; la de la redención a través del ring... ¿No os suena a Million Dolar Baby?

                Pese a todo, nada chirría, nada parece inadecuado o increíble, todo en la acción está bien dosificado, explicado, creíble y asumible por el espectador. Los actores están muy bien, incluso se puede decir que Carlos Bardem está francamente bien, despojado de su cliché de malísimo con tintes casi siempre étnicos ha encontrado en este personaje fracasado, dado a la generosidad y el alcohol, su personaje, quizá hasta su Goya a Mejor Secundario.

                La puesta en escena es creíble también, incluso la que atañe a la caterva nazi, un grupo de ultraderecha que, liderado por Javier Bardem, pretende limpiar España a costa de palizas de muerte a los inmigrantes, no cae en el exceso o la caricatura, reflejando un grupo de chavales bastante reconocible y con un Javier Bardem muy adecuado en su papel de "colaboración especial".

Conclusión: Sin ser la película del año resulta muy visible.

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