Bienvenido Mr. Marshall


Clásico español



Director: José Luis García Berlanga
Actores: José Isbert, Manolo Morán, Lolita Sevilla
Comedia / Española / 78 min.

                En un fin de semana que no pasará a la historia por sus estrenos, podemos echar mano de una efemérides para reivindicar una de las grandes obras del cine: ayer se cumplieron 60 años del estreno de esta película. Precisamente el día 4 de abril de 1953, Sábado de Gloria, se estrenaba en los Cines Callao de Madrid.
            Bienvenido Mr. Marshall, con guión de Mihura, Bardén y el propio Berlanga, tenía ya reconocimiento internacional en el momento de su estreno, ya que había pasado por el Festival de Cannes, donde recibió el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo, el premio a la Mejor Película de Humor y una mención especial al guión por la Federación Internacional de Críticos de Cine. Y no se llevó más por la negativa de un miembro del jurado, Edward G. Robinson, al que le pareció indigno que se ultrajase la bandera americana en la última secuencia, escena que posteriormente fue mutilada por la censura.
            Pese a que se trata de una de las grandes películas españolas de todos los tiempos y, sin duda, también de la cinematografía mundial, en España no se la trata con toda la consideración que merece, y ello es, quizá, porque en este país todo lo que atañe o alude a nuestras raíces se asocia inmediatamente al folclore y este, automáticamente, a algo menor, a algo sin importancia por ese aspecto local y genuino que conlleva.
            Sin embargo, Bienvenido Mr. Marshall es una obra a la altura del mejor neorrealismo italiano y Berlanga, sin duda, de la misma categoría de los grandes maestros italianos como De Sicca o Rossellini. Una comedia que retrata, desde un punto de vista local, aspectos de nuestra sociedad extrapolables a otras sociedades y a otros momentos y que es, de hecho, un retrato costumbrista de la España de los años 50 que sirve perfectamente para retratar la España actual, o la Italia de ahora mismo, o la Grecia de ahora mismo... Y ese es, sin duda, uno de los grandes valores de esta obra, su perdurabilidad, el que después de sesenta años siga vigente su crítica y su fina ironía.
            Se ha escrito mucho de está película, su número musical está en la mente de todos, como está en la memoria colectiva el discurso del alcalde desde el balcón, el irrepetible Pepe Isbert, que a todos nos sugiere otros vacuos discursos actuales, pero no estaría de más una revisión tranquila de la cinta, aprovechar este páramo cinematográfico para ver una película muy divertida, muy crítica y mucho más profunda de lo que pudiera parecer, o de lo que les pareció a los estrictos censores de la época que, salvo la escena de la bandera, permitieron exhibir esta crítica tan profunda a la sociedad y al régimen de la época.

Conclusión: Una obra maestra imprescindible. Si no la puedes ver proyectada alquílala, acomódate en su sofá, sírvete un Valdepeñas, y disfrútala en casa.

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