El cosmonauta

Director: Nicolás Alcalá
Actores: Katrine de Candole, Leon OckendeCiencia-ficción / España / No recomendada para menores de 7 años / 99 min.
Por otro lado El Cosmonauta se estrena a la vez en
todas las ventanas que la industria permite en este momento: cine, DVD, TV e
Internet. Además de la versión cinematográfica y televisiva, en la red hay
colgadas 34 piezas sueltas, que no siempre corresponden al montaje definitivo y
que el espectador puede ver en el orden que quiera, componiendo su propia
historia. Esta característica transmedia le ha valido notoriedad mediática. Interesante
en cuanto que abre posibilidades nuevas y, sobre todo, abre también el debate
de la exhibición en momento en los que el cine, como ventana principal, está en
franco declive.
Al margen de su potencia mediática,
que ya les ha servido a sus creadores para auparse al limbo de la notoriedad y,
con toda seguridad, conseguir próximos y merecidos proyectos cinematográficos, hay
que hablar de la película porque, a fin de cuentas, de eso se trata.
Cuenta la historia de un triangulo amoroso en
la Ciudad de las Estrellas soviética, en plena carrera espacial. Uno de los tres
astronautas es mandado al espacio y, aparentemente, desaparece. Sin embargo,
consigue volver a la Tierra, que
encuentra despoblada.
La factura de la película es
buena, quizá no tanto como cabría de esperar dado el presupuesto, pero es creíble.
Las localizaciones están bien elegidas, el attrezzo está conseguido, la puesta
en escena es interesante y, en general, consigue crear una atmosfera muy
adecuada y envolvente. A ello ayuda la fotografía y el etalonage, que aporta un
color muy "años 60". Habría que decir que las expectativas que abre su
visionado en la red, con esas piezas sueltas, pequeñas píldoras un tanto
enigmáticas, lentas y estilizadas, no acaba de corresponderse con el montaje
final, que termina haciéndose plúmbeo y aburrido. Pretende ser Solaris, la obra maestra de Tarkovski,
pero no lo consigue, aunque hay que alabar la osadía a la hora de elegir tamaño
referente, jugar en ligas mayores en la primera película es un peligro evidente,
pero siempre resulta refrescante ver que alguien tan joven como Nicolás Alcalá
y su equipo apuestan por el riesgo y no lo por lo comercial. El problema es que la película no avanza dramáticamente
y la elección del tempo lento, muy soviético, no ayuda nada, la historia que
cuenta no parece que vaya a ningún lado y, llegado un momento, deja de
interesar completamente.
Por otra parte, la interesante
puesta en escena, muy creíble como decía salvo la parte del cosmonauta perdido
en una Tierra deshabitada, se ve mermada, a mi juicio, al elegir rodar en
inglés con actores ingleses. Supongo que eso es debido a la proyección
internacional que se le pretende al film y a sus propios autores, pero merma
realidad a la historia, ya que los protagonistas no dan el perfil y oírles
hablar en inglés no ayuda a la verosimilitud de la historia, sobre todo cuando
al principio vemos a un científico italiano que habla en su idioma, de manera
que ¿cuál es la norma idiomática del film, la autenticidad o las ventas
internacionales?
El Cosmonauta resulta un proyecto
interesante, por lo que decíamos en cuanto a su financiación y a su distribución, pero una película fallida.
Si vas a verla y no formas parte de los casi 5.000 contribuyentes de la película te eximo, por una vez de ver completos, los títulos de crédito, más largos que la guía telefónica de Cuenca, donde aparecen todos y cada uno de ellos por orden alfabético, en dos tandas según el dinero que hayan puesto, y que dura 25 minutos.
Conclusión: Si te gustan los experimentos,
en general, vete a verla. Si te aburrió Solaris,
ni se te ocurra.
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