El Gran Gatsby

Director: Baz Luhrmann

Actores: Leonardo di Caprio, Carey Mulligan, Tobey Maguire
Drama / Australia / No recomendada para menores de 12 años / 142 min.

                 Basada en la novela homónima de Scott Fitzgerald, el que busque algún parecido con la contenida y estilizada versión de 1974 tan solo encontrará lo encontrará en la sobria interpretación de Leonardo di Caprio con la de Robert Redford, lo demás no tiene nada que ver. Incluso en Cannes, presentada el miércoles, hay quien dice que el pobre de Fitzgerald se estará revolviendo en su tumba, por mucho que el director diga que su nieta, de del escritor, le ha felicitado por la adaptación.

                Motivado sin duda por el 3D está adaptación es un derroche de movimientos de cámara, luces y colorido, con puestas en escena y coreografías que parecen sacadas de una fiesta en el Amnesia de Ibiza organizada por el Circo del Sol. Los locos años 20, justo antes de la gran depresión, están representados aquí con una palabra: excesivos. Todo aquí es excesivo, los movimientos de cámara, los travelling eternos, los picados imposibles, la puesta en escena orgiástica... Todo en función de una narración, que aunque se presenta literaria, tiene más vocación de provocador derroche de medios visuales que de contención retórica.

                Para los que vieron Moulin Rouge todo esto les sonará, ya que es la misma fórmula desmedida y un tanto kistch, que gusta incluir músicas actuales fuera de contexto, con Beyoncé, André 3000, Lana del Rey, Florence + The Machine y Nero. Sin embargo, y aunque esté de acuerdo en la utilización de cualquier canción, creo que la música que aparece en el film de forma estrictamente diegética debería mantener un racord histórico y ser más fiel a la realidad de aquel momento. En ese sentido, en la primera fiesta la música que toca la orquesta es una interpretación de Gershwin ¡que compuso más de 7 años después!

                En resumen, una película que apuesta por las constantes que marcan las señas de identidad de su autor: exceso kistch, puesta en escena ampulosa y barroca, planificación de vídeo clip, fuegos fátuos y velocidad. Derroche de luz y color. El circo de los Hermanos Ringling hecho cine. O, como decían antes: ¡dos pistas dos ambientes!

                 Conclusión: Si te gustó Moulin Rouge te gustará esta película.