El hombre de acero


Director: Zack Zinder
Actores: Henry Cavil, Michael Shannom, Russell Crowe, Kevin Costner,
Aventuras / USA / No recomendada para menores de 12 años /  143 min.
          

                        El cine de superhéroes está de nuevo de moda, para regocijo de su enorme pléyade de seguidores, y como muestra la inagotable saga de películas Marvel, otra de las canteras del género. De manera que resultaba evidente que, más pronto que tarde, le tocaría el turno a la revisión del clásico del cómic Superman.

            Debo de reconocer que cuando tocaba leer estos comic yo era más de Mafalda, y que cuando se estrenaba Superman: la película, la de Christopher Reeve, yo iba más a cine-clubs (aunque claro que la vi). Pero soy consciente de que la película ha causado expectación y que sus fans están ansiosos por ver como es este héroe redivivo y, clásico entre los clásicos, su regreso tenía que ser, por fuerza, un derroche de fanfarrias, un despliegue sin igual de efectos y piruetas, un exceso de fuegos artificiales, a veces fuegos fatuos. No sé lo que pensaran los incondicionales, entre los que habitan también muchos cinéfilos de pro, pero creo que a esta reedición le sobra pretenciosidad, es tan abrumadoramente enfática que resulta un tanto excesiva.  Yo, que no rindo pleitesía a este tipo de películas pero que tampoco desdeño el cine como espectáculo de entretenimiento, creo que le falta un poco de humor, algo más de profundidad y un algo de humildad.
            Por suerte, este nuevo Superman no lleva los calzoncillos rojos por fuera ni se cambia en las cabinas telefónicas, sobre todo porque ya no las hay, ni es un pusilánime periodista cuando no está en la faena de salvar al mundo. Este nuevo superhéroe es más oscuro, más alienígena que sus predecesores hermanos cinematográficos, más intenso y más dramático, o eso intenta. Dejando aparte algunas hazañas iniciáticas como el salvar un autobús hundido o a algún chaval en peligro, este superman ha venido a salvar al mundo en su totalidad, no para hacer pequeñas chapucillas como el otro. Con evidentes reminiscencias en los héroes mitológicos, que debían sacrificarse para salvar a la humanidad, aquí la herencia es más judeo-cristiana: nuestro héroe tiene 33 años y un padre eterno que lo guía en su inmolación, además de un padre putativo que lo adoctrina para su altísimo destino de transformar el mundo. ¿Casualidad?

            Con una brillante primera parte, en la huida de Kriptom y sus primeros escarceos por la Tierra, con unos decorados y una ambientación de un futurismo orgánico muy imaginativo y una narración no lineal que le da agilidad al relato y marcar diferencias con su predecesora; la segunda parte, cuando ya está todo el pescado vendido y los enemigos encuentran a Superman en la Tierra, se hace demasiado tediosa, al menos para alguien como yo, al que las peleas de más de 10 minutos le cansan un poco. El protagonista se pelea con todos y cada uno de sus enemigos con una intensidad y una brutalidad muy alejada de los tópicos de sus predecesores en la saga: cada puñetazo hace que el contrincante atraviese varios edificios y destruya todo lo que encuentra a su paso, en una serie de peleas apocalípticas que destrozan todo  lo que hay por medio. Los edificios caen deshechos como castillos de naipes sin que se sepa que ha pasado con sus habitantes, por lo que uno tiende a preguntase en donde ha quedado la bondad del héroe, salvador de desvalidos, o si, por el contrario, se han tomado la molestia de desalojar toda la ciudad para que este se pueda pelear a gusto con sus perseguidores.
            Cuando uno piensa que ya no hay más peleas que desarrollar ni enemigos que derrotar, que la trama está resuelta, resulta que aún quedan varias docenas de rascacielos que destrozar y más de 30 minutos de metraje.
            En todo caso, se hace cansino tanto despliegue de efectos devastadores, tanto apocalipsis a mamporro limpio, tanta prepotencia visual.
Conclusión: Para adictos y adeptos: un buen cubo de palomitas y a disfrutar, con paciencia.

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