Kick-ass 2, con un par

Actores: Chloe Grace Moretz, Aarin Taylor-Johnson, Jim Carrey
Acción / USA / No recomendada para menores de 18 años / 102 min.
Una joven
de instituto es, en sus ratos libres, defensora de las buenas gentes y azote de
los malandros de la ciudad. Resulta que ella es heredera de una tradición de
superhéroes por parte de padre y eso le da cierta superioridad sobre el resto
de superhéroes de barrio, reunidos en un grupo de autodefensa bajo las órdenes
de un exmilitar, encarnado por Jim Carrey. Su misión actual es, además de
ejercitar y adiestrar a los novatos, pelear con el nuevo supervillano, apodado
Hijo Puta, y cuya única misión en la vida es hacer el mal a diestro y siniestro
y, especialmente acabar con la cofradía de Carrey. Todo muy bien hilado.
Me resulta difícil
de entender que a nadie le haya podido gustar esta bazofia llena de violencia
gratuita, que promueve la apología de la venganza, que resulta grosera y soez y
un cúmulo de actitudes muy poco edificantes, por decirlo de manera suave.
La historia
se define entre una de sus primeras secuencias, en la que un nuevo superhéroe
adolescente incita a la lucha a un grupo de delincuentes de barrio, por puro
entrenamiento, y su monitora le corta la mano a uno de ellos; y una declaración
de intenciones final en la que se insta a golpear primero como solución a todos
los males.
La
intención de caricatura que puede inspirar la cinta queda diluida por la
instigación a la violencia y a la creación de comités de autodefensa que
promueve. Resulta burda por su puesta en escena, por sus diálogos estúpidos,
por los personajes que presenta (descerebrados ridículos), por el planteamiento
general del guión y por la idea básica que lo origina: ante una policía
ineficaz no cabe de otra que organizarse en grupos que, con extrema violencia y
brutalidad, se defiendan contra los delincuentes, aquí superdelincuentes.
Nada hay que
pueda ser medianamente salvable, ni con la mejor y más benevolente de las
miradas se puede encontrar gracioso esta parodia de superhéroes, ni, por
supuesto, el personaje de Jim Carrey que quiere resultar patético y lo consigue
con creces.
Conclusión: Abominable. No hay excusa para verla y si
lo haces por ayudar al esforzado gremio de los exhibidores y distribuidores,
mejor entra en alguna película española y así ayudas también a la industria
española, que falta le hace.
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