La gran familia española

Director: Daniel Sánchez Arévalo
Actores: Antonio de la Torre, Quim Gutierrez, Verónica Echegui, Roberto Álamo, Héctor Colomé,
Comedia / España / Apta para todos los públicos / 101 min.

             Esta semana se ha conocido que La gran familia española es una de las cuatro precandidatas a representar a España en la carrera de los Oscar. No es que creamos que estos premios son los más relevantes de la cinematografía mundial, pero no podemos negar que la mayoría de la gente así lo cree y que tienen una relevancia y una resonancia mediática como si realmente lo fueran, por lo que le deseamos mucha suerte a su director y a todo el equipo. La misma que a las otras tres pre-candidatas, por supuesto.
            Daniel Sánchez Arévalo se suma al sub-género de películas de boda con esta comedia que transcurre durante la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica que, por si a alguien se le ha olvidado, ganó España.
            La ambientación en sí de la boda es como la de las películas americanas, es decir, en una finca y bajo palio, aunque aquí con toques patrios y rurales. El esquema argumental es también básicamente el mismo: alguien se casa y alguien cree que esa boda está equivocada y que el novio/a debe de ser otro, con sus consiguientes equívocos, falsos equívocos, idas y venidas. Desde ahí Sánchez Arévalo elabora su propio discurso, a veces titubeante, a veces lúcido y brillante, gracioso casi siempre, algo manido de vez en cuando, bastante desigual, pero muy entretenida en general.
            Cinco hermanos, que emulan a parte de los de la película Siete novias para siete hermanos, de la que el padre de la familia es un forofo, son los protagonistas, y los consiguientes problemas entre ellos son los que van a marcar parte de la acción. Con el trasfondo del partido que paralizo España de fondo (quién iba a pensar que íbamos a llegar a la final) y un pataflus inoportuno que le da al padre, la idea "original" tiene matices ingeniosos, como la novia y la amiga del novio y todo su desarrollo posterior, aunque abusa de los flash-back para explicarlo.
            El guión está en general bien hilado, los personajes definidos y muy bien interpretados en un ambiente coral, destacando al deprimido Adán, interpretado por Antonio de de la Torre, y a Benjamín, el hermano un poco tonto, interpretado por Roberto Álamo. Tiene aciertos originales en cuanto a desarrollo y montaje, las dos confesiones en paralelo son un ejemplo, y otras secuencias que realmente no pintan nada, como el musical que se marca la familia entera al comienzo de la boda, que no sé si es un homenaje a la recurrente Siete novias para siete hermanos o a las películas americanas en las que parece se inspira.

            En todo caso, la película resulta divertida, muy desigual pero honesta (en el sentido de autoría, no en el moral, donde es más transgresora) y cercana. Sánchez Arévalo demuestra que se encuentra cómodo en la comedia y que maneja con soltura todos los resortes del género.

 Conclusión: Si vais a verla no os arrepentiréis, pasareis un buen rato.

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