Rush

Actores: Chris Hemsworth, Daniel Brühl, Olivia Wilde, Natalie Dormer.
Acción / USA / No recomendada para menores de 12 años / 135 min.
Ron
Howard, director de muchas cintas de indudable éxito y seguro recuerdo de
todos: Splash (1984), Apolo XIII (1995), El Código da Vinci (2006), Una mente
maravillosa (2001), Ángeles y Demonios (2009),
nos traslada ahora a las carreras de Fórmula 1, famosas en la actualidad en
España gracias al campeón Fernando Alonso y a contribuir a arruinar las arcas
de la Comunidad Valenciana.
Desde
la mítica Las 24 horas de Le Mans,
dirigida por Lee H. Katzin
en 1971, y protagonizada por el enorme Steve McQueen,
no recordábamos haber visto una película tan trepidante y que acercase tanto al
verdadero mundo del motor como esta. "Trepidante" quizá sea un
término excesivo para calificara toda la película, ya que el tempo de la cinta,
aunque rápido es ajustado a la narración, el adjetivo es más bien dedicado a
las escenas de carrera, a las competiciones, que están descritas con soltura,
con tensión, diría que casi con maestría sino me reservase la calificación para
los verdaderos maestros y, aunque el
ecléctico Howard está brillante, creo que es solamente un buen artesano.
La
película narra la competición de dos míticos de la Fórmula 1: James Hunt y Niki
Lauda. Ambos protagonizaron, sin duda, el más encarnizado y apasionante enfrentamiento
de las carreras automovilísticas consiguiendo, de paso, elevar la popularidad
del deporte a las más altas cotas mundiales. De personalidades completamente
contrarias, ambos compartían la misma pasión: correr al límite. Está pulsión en la película se describe de
una forma similar a la que debe de sentir un torero, es decir, una adrenalina
imposible de dominar y que está determinada en parte por el riesgo cierto de
una muerte terrible en cada carrera. Hunt y Lauda viven de forma completamente
distinta está afición extrema; mientras que el reflexivo Niki la vive de forma pragmática,
el impulsivo James la entiende como una parte de su vida desenfrenada, una parte
imprescindible pero no única, ya que él vive la vida como corre, de forma
alocada, al límite, aprovechando todos los recursos.
En
la memoria colectiva de todos estará, seguramente, el rostro desfigurado de
Niki Lauda quemado por el terrible accidente que sufrió en el Gran Premio de
Alemania de 1976, cuando ya era casi campeón del mundo, y que, sin embargo, no
le hizo retirarse de las carreras ni dejar de ganar, ya que volvió a ser
campeón en 1977 y 1984. Todo un ejemplo de superación y tenacidad.
James
Hunt sólo gano una carrera, justamente en 1976. Y no le hizo falta nada más. Él
prefería disfrutar de la vida, aunque seguramente también hubiera querido ganar
más veces eso no le altero su ritmo desenfrenado de vida.
Y
esto es lo que nos cuenta la película, que no creo haberos desvelado yo ahora,
ya que está en la menoría y en las hemerotecas. Pero más allá de lo deportivo, el
film contrapone dos estilos de vida, dos impulsos vitales completamente
divergente pero cuyo "motor" (que bien traído, eh!) es el mismo
sentimiento de competir la límite de la vida y la muerte, una metáfora al fin y
al cabo de la vida misma.
Una
narración hábil, una cámara ágil y concentrada y unas actuaciones creíbles por
parte de Chris Helmsworth (Thor) y del familiar Daniel Brühl
consiguen una película intensa, amena y diría que hasta brillante.
Conclusión: Recomendable aunque no te guste el mundo de la Fórmula 1.
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