El quinto poder

Actores: Benedict Cumberbatch, Daniel Brühl, Carice Van Houten, Laura Linney
Thriller
/ USA / No recomendada para menores de 12 años / 128 min.
Tras el cuatro poder, la prensa o el
periodismo tradicional, ha nacido el quinto: las redes sociales, INTERNET. Pensemos
en un hecho histórico reciente como es La Primavera Árabe y comprobaremos el
extraordinario poder de esta nueva arma de "difusión" masiva.
Otro acontecimiento en las redes
sociales, con carácter internacional fueron las revelaciones de Wikileaks,
miles de mails confidenciales de todos los gobiernos que destapaban entramados
turbios sobre la guerra de Irán y Afganistán, sobre todo, pero no solo eso.
Pero esto, aunque su repercusión mediática fue enorme, sus resultados políticos
resultan aún hoy inciertos. La diplomacia de los gobiernos siempre es un buen
bálsamo cuando los intereses económicos y geopolíticos están en juego.De la creación y desarrollo de Wikileaks trata esta película. Irregular, tramposa y seguramente no del todo veraz. Se basa sobre todo en la figura de su inventor, Julian Assange, al que da vida el actor inglés Benedict Cumberbatch (Sherlock), no en uno de sus mejores papeles; y en la de su fiel escudero, el informático Daniel Domscheit-Berg, interpretado por al actor hispano-alemán Daniel Brühl. La dirección es de Bill Condon, director de dos entregas de Amanecer (no sé si eso es bueno para su curriculum, aunque supongo que sí para su cartera).
Seguramente porque el guión está basado en parte en un libro de Berg, quien no acabó muy bien con Assange, la película no deja a este en muy buen lugar, retratándolo como un ególatra insufrible y muy poco cuidadoso con su higiene personal. El propio Assange, desde su confinamiento en la embajada de Ecuador en Londres, donde se refugia de la persecución a la que le somete el gobierno americano, ha dicho de la película que es "falsa, oportunista y horrible".
Independientemente
de esto, lo que sí se puede decir con rotundidad es que la película desperdicia
la oportunidad de sacar a la luz el mayor movimiento de trasparencia política hacia
los ciudadanos, desvelando secretos que han mostrado las cloacas de los
gobiernos, con asuntos turbios y hasta delictivos, revelando una realidad que
ahora todos tratan de ocultar debajo de la alfombra. Con una estructura que
pretende ser un thriller de espías, y a veces lo consigue, con un ritmo
demasiado acelerado y narrativamente desordenado, no acaba de explicar bien ni
las causas ni las consecuencias de un asunto tan importante. Demasiadas
explicaciones informáticas, demasiado ir y venir en un intento de expresar el
mundo global en el que vivimos, pero que deviene en una narración desapasionada
y confusa. Ni siquiera la disyuntiva moral, tan actual en nuestra sociedad, de ¿cuál
es el coste de guardar secretos en una sociedad libre y cuál es el coste de
exponerlos?, en la que parece asentarse toda la estructura de la película,
queda suficientemente clara, sepultada por una sucesión de acontecimientos
algunas veces frenéticos.
Por otra parte, los personajes, sin
duda complejos, están mal dibujados, quedando casi como esbozos de lo que uno
imagina que son, sin explicar bien tampoco el conflicto que separó a ambos
protagonistas. La caracterización de Assange es buena y creíble, pero un tanto
vacía, aunque no es culpa de Benedict
Cumberbatch, que cumple con su misión honestamente.El resultado global de la película es achacable al guión, por supuesto, pero sobre todo a su director, que parece sobrepasado por la realidad, o por la oscura necesidad de contar un hecho histórico de tanta actualidad. Esto es lo que sucede cuando se habla de asuntos tan enmarañados y que, además, están todavía sin resolver. Recordemos que Assange está retenido en Londres acusado de dos intentos de violación en Suecia, lo cual suena a maniobra burda por detenerlo como sea, y no precisamente por lo que ha hecho.
Conclusión:
Sirve como primer acercamiento al fenómeno Wikileaks, pero manteniendo las
reservas.
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