George Méliès, la magia del cine
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Exposición / homenajeDel 26 de junio al 8 de diciembre de 2013
Los hermanos Lumière inventaron el cine, George Méliès le
enseño a soñar.
Cuando Méliès vio la primera proyección de cine que ofrecieron los hermanos Lumière en el Salón Indien del Grand Café del Boulevard des Capucines, en París, tenía treinta y cuatro años y veinte días y su vida cambió para siempre. George Méliès era mago de profesión, dibujante, director teatral, actor y, para entonces, ya era dueño de un teatro de variedades, el mismo que había pertenecido al mago Robert-Houdin, al que él admiraba y por el que se había hecho mago también.
Así que, entregado en cuerpo y alma a crear ilusión, no
es de extrañar que quedase absolutamente fascinado por lo que estaban viendo
sus ojos: allí, delante de él, en la blanca pared del local, un tren se abalanzaba
sobre los espectadores aterrorizados pero, para sorpresa de todos,
inmediatamente después y en la misma pared un jardinero era empapado por el
agua de su propia manguera, y después unos obreros despreocupados salían de una
fábrica, unos padres daban de comer a su bebe o unos obreros derribaban un
muro... había nacido el cine y Méliès era uno de los primeros en verlo.
Inmediatamente quiso comprar una de aquellas modernas cámaras
con las que se podía retratar la vida en movimiento, pero los hermanos Lumière
se negaron a vendérsela, no por evitar la competencia, sino porque pensaron que
aquel invento no tenía futuro y no querían engañar a aquel hombre. No obstante
George no cejo en su intento y se compró una parecida en Londres, comenzando
entonces lo que sería una carrera llena de fantasía y efectos mágicos que
aportaría al recién nacido séptimo arte una de sus cualidades más interesantes:
la imaginación.
Uniendo su vocación de mago con su recién encontrada
afición cinematográfica creo los más complejos trucos de cine: personajes que desaparecían
o aparecían delante de los atónitos
espectadores, objetos que se agrandaban o empequeñecían, hombres que viajaban a
la Luna o al fondo del mar, objetos que bailaban solos en el aire... Todo era
posible en la imaginería desbordante de este autor con su tramoya teatral, sus
forillos de escena, sus autómatas, sus trucos de ilusionista de toda la vida y
su cámara cinematográfica.
La exposición refleja esta historia y este universo a la
perfección, haciendo participar al espectador de los albores del cine, de
su descubrimiento y del universo del llamado
Mago de Montreuil. Una buena colección de artilugios
primitivos a disposición del visitante dan idea de cuál fue el camino colectivo
que llevo a la invención del cinematógrafo: cinetospopios, linternas mágicas,
zootropos o praxinoscopios en los que se pueden ver las vetustas imágenes con
las que se recreaban nuestros antepasados. Hay también un kinetoscopio como los
que Edison distribuyo por todos los Estados Unidos y con los que también contribuyo
al nacimiento del cine.
Muchos otros objetos constituyen la exposición, un
auténtico viaje a través del cine y del personaje y sus creaciones: maniquíes
con ropajes originales, bocetos, objetos de magia, figurines, dibujos para sus
películas, una fantástica maqueta de los primeros estudios cinematográficos
europeos, instalados en Montreuil... y, sobre todo, películas de
la Star Films, la productora de Méliès, que rodó más de 500 films y que
fue, en su época, uno de los más reconocidos y aplaudidos directores de cine.
También se puede ver la película que Martin Scorsese le
dedico, La invención de Hugo, un
sentido homenaje a este insólito cineasta que, casi al final de sus días malvivía
olvidado del público regentando una pequeña tienda de juguetes. Recomiendo fervientemente
esta película, llena de amor al cine y al genio que invento los efectos
especiales.
Dicen que el cine nació documental, ya que retratar la
realidad tal como sucedía fue la máxima ocupación de los primeros cineastas, y
que Gorge Méliès le aporto el sueño, la magia y la ficción. A partir de
películas como El viaje a la Luna (1902),
inventó el género de ciencia ficción; con sus efectos ópticos, sus pasos de
manivela, sus imágenes encadenadas o sobreimpresionadas, su pirotecnia, y sus
trucos visuales contribuyó a crear lo que el cine es hoy día: una
extraordinaria maquina de crear sueños (o pesadillas).
Esta es una exposición sobre el mago del cine pero también
sobre los orígenes de un arte y sobre el descubrimiento de como reflejar la magia
de los sueños en una pantalla y poder compartirlos con otras personas. Esta es
una exposición temporal, a disposición de los que puedan pasar por el
CaixaForum de Madrid hasta el 8 de diciembre, pero también es un tributo a un
gran creador. Pero para los que no tengan la suerte de poder visitarla pueden (y
deben) acudir a las filmotecas o a Internet para (re)descubrir y disfrutar con
su enorme, sorprendente y extraordinaria obra.
¡No se lo pierdan!
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