Cuando todo está perdido
Título
original: All Is Lost
Drama
/ USA / No recomendada para menores de 12 años / 106 min.
Un hombre sólo luchando por su vida
contra los elementos desatados. O sea, la historia de un naufrago solitario. Este
es el story-line de la película. Robert Redford como único actor luchando
contra la tempestad.
Lo que podría estar bien sobre el papel resulta simplemente
fatigoso. El rostro recauchutado del otrora galán se ha vuelto refractario a la
más mínima expresión, como no sea la del cansancio infinito que siente el
protagonista y que es el único sentimiento reconocible que transmite al
espectador.

A
partir de aquí asistimos a una cantidad de maniobras y astucias marinas para
salvar la embarcación primero, y su vida después, pero nada de vibración, nada hará
saltar al espectador de su butaca, ni siquiera moverse inquieto. Robert Redford hace todo con la precisión
de un verdadero marinero flemático y experimentado, con movimientos exactos, con todo controlado hasta que deja de
estarlo. Sentimos su esfuerzo y su enorme cansancio, pero no percibimos un
ápice de turbación.
Ni
el actor ni el espectador sienten ninguna alteración anímica. Sólo fatiga y una
cierta angustia ante tanto infortunio y mala suerte como persigue al
protagonista.
Por
otro lado, el guión no tiene muchos matices, muchos giros o mucha tensión,
salvo la propia de la situación y el infortunio al que avocan al pobre navegante.
Conclusión: Muy cansada de ver. Muy prescindible.
Tràiler en español
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