Noé

Director: Darren Aronofsky

Drama / USA / No recomendada para menores de 12 años /  138 min.
           
            El título no engaña: se trata de la recreación de Hollywood sobre la famosa Arca de Noé. El problema radica justamente en que se trata de una "recreación de Hollywood", y que esto hace que se encuentre más cerca de un capítulo del Señor de los Anillos o de otra aventura de la nave Enterprise que de una narración bíblica, por mucho que las Sagradas Escrituras tengo siempre algo de literatura épica.
            Cuando a mí me ensañaron religión, en mi caso católica, aunque este episodio del diluvio aparece igualmente reflejado en el Antiguo Testamento, que en la Torah judía o en el Corán musulmán, el Diluvio Universal estaba contado de una manera algo distinta.
            La versión de Darren Aronofsky y la que yo conozco coinciden en que el Señor, ante la visión de una Tierra poblada por una raza de hombres abyectos, decidió cortar por lo sano y hacer borrón y cuenta nueva. Como no se le ocurrió mejor cosa pensó que inundándolo todo acabaría con los hombres, por ahogamiento, pero claro, también con el resto de los seres vivos. Para preservar a los animales y el futuro de la humanidad, y no tener que comenzar otra vez por el principio de la Creación, encargó a Noé, hombre justo y cabal, que construyese un Arca lo suficientemente grande como para albergar a su familia, es decir su mujer y sus tres hijos, además de a las novias de estos para poder procrear (en lo que seguramente es el Primer Gran Braguetazo de la Historia). También debería de acoger a una pareja de cada tipo de animal, por el mismo motivo. Esta puede ser una explicación bíblica de porqué desaparecieron los animales de mayor tamaño, dinosaurios y demás.
            Hasta ahí todo correcto. Lo que sucede es que el director y guionista necesita hacer del relato bíblico una película de aventuras, así que convierte a los malvados hombres en feroces asesinos que asaltan al pobre Noé al menor descuido. Y este, el hombre bueno y puro que me había explicado mi sacerdote/profesor Ceferino, se convierte aquí, por obra y gracia de las necesidades del guión, en un ser colérico y muy violento, que clava lanzas en el pecho de sus adversarios sin ningún rubor, aunque siempre en defensa propia; un hombre despiadado, impulsivo y temperamental. Y que además sufre una enajenación mental (nada transitoria, ya que se pasa media película obsesionado con la pureza a rajatabla) al interpretar al pié de la letra la palabra de Dios (Yavé, Alá) y por la que se quiere llevar por delante a su propio nieto.
            Por otra parte, yo siempre había entendido que el Diluvio había durado exactamente 40 días y 40 noches, pero a Hollywood le venía mejor que la cosa durase lo que un embarazo, también por necesidades del guión.
            Todo esto por no hablar del polizón que se oculta durante toda la travesía y aparece al final para aportar un clímax álgido con mucha acción, los gigantes que les ayudan peleando al lado de Noé, las batallas encarnizadas, las peleas brutales, las persecuciones al límite... Capítulo aparte es la visión de Anthony Hopkins versus Matusalén tomándose un plácido y reflexivo té.
            No sé si la película pretende conseguir al público católico o convertir al profano, pero me da la sensación de que puede no gustar a ninguno de los dos, además de decepcionar a los incondicionales del género de aventuras fantásticas.
          


Conclusión: Fallido intento de evangelización del género fantástico.     

Tràiler de la película en español:

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