Hermosa juventud
Director:
Jaime Rosales
Dura, lúcida y naturalista Hermosa juventud nos cuenta la historia
de una pareja de jóvenes, apenas pasada la adolescencia, que pertenecen a esa
generación que se ha dado en llamar ni-ni,
ni estudian ni trabajan. Esa población que engrosa las demoledoras estadísticas
del paro juvenil, más del 50 % en España. Sin una buena educación (por no decir
sin ninguna educación ni preparación)
no encuentran trabajo estable, apenas algún día de explotación a 10€ la
jornada. La pareja solo aspira a sobrevivir. Ambos viven con su familia en un
barrio obrero, madre separada la de ella, madre inválida la de él. Una historia
que no retrata la marginación, si no la exclusión social a la que ha llevado
está crisis, ya tan larga, y la gestión "austerizida" que de ella han
hecho los gobiernos europeos.
Jaime Rosales nos trae, en resumen,
una historia muy actual, una tragedia cotidiana que nos muestra, sin juzgar, la
realidad de una amplísima capa de la juventud, me temo que no sólo española,
que ya solo lucha por sobrevivir, por mantenerse a flote, aunque para ello
tenga que grabar cintas porno caseras. Contada con lucidez y una estética cercana
al documental, está interpretada de forma convincente por unos actores nuevos
pero muy solventes, arropados por algunos veteranos que hacen una muy buena
labor también. Sin duda es la interpretación lo que más aporta a que el film
tenga esa factura tan fresca y realista.
Conclusión:
Real, realista, natural y creíble. Bien contada, bien realizada. Un drama
cotidiano que merece la pena ver y reconocer.
Actores:
Ingrid García
Jonsson, Juanma
Calderón, Inma Nieto y Fernando
Barona,
Drama
/ España / No recomendada para menores de 16 años / 100 min.
Después de un muy merecido Goya por La soledad (2007), una película experimental, dura y contundente,
Jaime Rosales se embarcó en un par de títulos igualmente experimentales de marcado
espíritu plúmbeo. Tan apartado del público como aclamado por la crítica, sobre
todo la francesa que le adora, el realizador catalán ha dado un giro importante
a su carrera con esta nueva propuesta.
Según él mismo ha confesado en más
de una entrevista, pretendía una reencarnación, una búsqueda de caminos nuevos
para su creatividad que le acercases al público sin renunciar a su esencia. Por
renovar renovó hasta a su equipo técnico, rejuveneciéndolo, y de paso la
temática y los actores. Y desde luego que ha conseguido su propósito de "resurrección".
Sin apartarse de su personal manera
de encarar la dirección Hermosa juventud
resulta su película más "comercial", entendiendo este término como
una cinta que cuenta una historia con una narrativa en cierto modo ortodoxa y con
un lenguaje asumible por el gran público.

Los protagonistas son una pareja de
barrio sin futuro, sin esperanza. El retrato de una realidad que Rosales nos
trae sin tapujos ni coartadas, sin moraleja. Tal cual. Un naturalismo muy a lo nouvelle
vague, muy austero de medios, con una cámara que relata casi siempre desde
fuera de la acción, como espiando la realidad. Un minimalismo formal que el
director ya exploraba antes de que estuviese tan en boga y que, quizá por eso, resulta
tan consustancial a la acción, tan auténtico. En un par de ocasiones la narración
avanza gracias a montajes elípticos en los que usa las redes sociales para
condesar la acción dando información al espectador, un recurso que ya hemos
visto antes pero que aquí resulta también natural, nada impostado o fuera de
contexto.

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