Un toque de violencia


Título original: Tian zhu ding (A Touch of Sin) / Ciqing shidai
 Actores: Jiang Wu, Meng Li, Lanshan Luo, Baoqiang Wang, Jiayi Zhang y Tao Zhao
Drama / China / No recomendada para menores de 16 años /  130 min.
           
            
            La película está articulada en cuatro historias protagonizadas por tres trabajadores y un buscavidas de la China actual  y que, como indica su título, acaban “como el rosario de la aurora”. Lo más sorprendente es que el film muestra una China como no habíamos visto nunca hasta ahora y el resultado final de cada cuento es la "justicia poética", entiendo yo, funcionando casi como una sublimación virtual/emocional del propio director.
            Según cuenta textualmente la sinopsis de FILMAFFINITY "Dahai, un minero exasperado por la corrupción de los dirigentes de su pueblo, decide pasar a la acción. San'er, un emigrante, descubre las infinitas posibilidades que le ofrece su arma. Xiaoyu, recepcionista en una sauna, no soporta más el acoso de un cliente rico. Xiaohui pasa de un trabajo a otro en condiciones cada vez más degradantes. Cuatro personajes, cuatro provincias, una reflexión sobre la China contemporánea: una sociedad con un desarrollo económico colosal que convive con una enorme violencia".
            China, próspero país comunista, es donde, sin embargo, se dan las mayores desigualdades sociales del planeta en lo que, de facto, es también la mayor dictadura del mundo, tanto por tamaño como por población. Mantiene unos niveles de crecimiento enormes y un número de mega-ricos absolutamente desproporcionado, a la vez que tiene unos niveles de corrupción y violencia enormes. El control gubernamental es paralelamente abrumador, no facilitando que este tipo de argumentos trascienda y mucho menos fuera de sus fronteras, de manera que esta película se puede ver realmente como un producto paradójico, excéntrico, pudiendo servir para examinar, desde dentro, el estado de las cosas y el sentir de sus ciudadanos.
            La corrupción, el enriquecimiento ilícito y desproporcionado, la ostentación, el abuso de autoridad, la desigualdad... son algunos de los problemas que muestra sin tapujos esta producción, con un tono frío y lacerante, sin implicarse emocionalmente en lo que cuenta, narrando objetivamente cada una de estas historias que tienen un final tan liberador, tanto para el protagonista y en cierta medida para el espectador, como sanguinario y cruel y que, sin embargo, se muestran como las únicas salidas posibles ante la humillación y el atropello fragante que sufren los protagonistas. Una sociedad hiper-controlada que camina a dos velocidades, fomentando la riqueza más desorbitada a la vez que mantiene la pobreza más paupérrima  sin que, de momento, el Gobierno intente cambiar la situación.
            La fotografía, tan acorde con el pesimista argumento, es un magnífico trabajo de Yu Lik-Wai que muestra esa China poco amable que quizá no guste a las autoridades pero que está ahí, la convivencia de lo rural más degradado y el desarrollismo urbano más salvaje y amenazador, los paisajes desoladores de construcciones abandonadas, el desprecio absoluto por la naturaleza y la ecología que se contradice con el presunto respeto gubernamental por las tradiciones... Jia Zhang Ke dibuja una China que crece de espaldas a la inmensa mayoría de sus ciudadanos, gente que arrastra amargamente sus vidas sin esperanzas, agobiada y cansada, a punto de estallar.
            Un toque de violencia es una espléndida película absolutamente pesimista y desoladora, pero a la vez deslumbrante en su brutal retrato de la realidad.


Conclusión: Muy interesante. Realmente merece la pena. Es cruda pero vital y no tengáis miedo, no saldréis deprimidos (creo).     

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