Voy a ser mamá

Crítica Express


Título original: 100 % Cachemire
 Actores: Valérie Lemercier, Gilles Lellouche, Samatin Pendev, Marina Foïs y Nanou Garcia
Comedia / Francia / No recomendada para menores de 12 años /  98 min.
           
            No cabe duda de que los franceses saben muy bien que tienen que vender en su cine: París y glamour, sobre todo. Y está bien esto de saber que se puede esperar de una película por su nacionalidad, los puntos fuertes que un espectador imparcial puede esperar y reconocer en cada cinematografía: los ingleses venden encopetada aristocracia, gentleman y, si les dejan, Londres y la época victoriana; los italianos, además de sus históricas ruinas como decorado, un cierto sentido por la comedia neorrealista y la desmesura verbal y gestual...
            En este sentido esta película no decepciona en absoluto. La protagonista es la mismísima directora de la revista de moda Elle, el no va más del glamour y el lujo francés, y ya que en Francia no hay nobleza que más republicana aristocracia que una buena burguesía.
            La historia de la película es la de una adopción complicada. Un atípico matrimonio (ambos “ligeramente” infieles) que desea tener un hijo y no puede tenerlo por métodos naturales (además del tiempo que la futura madre perdería en el embarazo) decide adoptar un niño ruso. La rebeldía del niño y la dificultad del idioma darán lugar a las complicaciones propias de la comedia.
            Resulta extraño, en esta pareja, la figura del padre, que aparece frío y ajeno a todo lo referido al niño adoptivo, como si el problema fuese más propio de la madre y no compitiese al matrimonio en sí, a ambos, y él aparece siempre escéptico a la educación y mantenimiento del nuevo miembro de la familia.
            Por otro lado, la trama y el conflicto de la película parecen desinflarse hacía la mitad, comenzando entonces una narración un tanto errática y sin fuerza, con graves problemas de montaje y de dirección.
            El resultado es una comedia ligera, graciosilla a ratos y muy desilusionante al final, que puede resultar empalagoso y forzado.
           

Conclusión: Se puede ver, si no hay más remedio, sin que nuestras meninges se resientas. 

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