Locke


 Director: Steven Knight
Drama / Reino Unido / No recomendada para menores de  12 años /   85 min.
           
            Un BMW circulando de noche por carreteras inglesas. Dentro únicamente el conductor, que habla por el móvil con manos libres mientras conduce.
            Habla con cuatro números principalmente: con su casa, donde su hijo le está esperando expectante para ver juntos un importante partido de fútbol, y su mujer, se ha puesto por primera vez la camiseta de su equipo. Con un ayudante de su trabajo, al que intenta adoctrinar para que pueda realizar un importantísimo trabajo que él debería de supervisar en persona al día siguiente, el vertido de hormigón más importante de Europa. Con su jefe, que no entiende lo que está pasando. Y con una mujer que va a dar alud y que es la desencadenante de todo el conflicto.
            Con tan escasos mimbres el hasta ahora guionista Steven Knight, al que debemos guiones tan memorables como "Promesas del Este", (David Cronenberg, 2007) o Amazing Gracey (Michael Apted, 2006), consigue realizar una película ingeniosa y emotiva, hipnótica y cautivadora que atrapa al espectador desde el primer momento. La cámara nunca abandona el interior del automóvil en penumbra, un coche nunca detiene su solitario camino entre Birminghan y Londres, de manera que toda el film gira en torno a las distintas conversaciones que mantiene el protagonista y sus soliloquios, a través de los que vamos comprendiendo lo que ocurre y los motivos que Locke tiene para hacer lo que hace, que no son otros que cumplir con su destino, “hacer lo correcto”, ser responsable con los actos de uno mismo. Estas máximas son los que hacen progresar el discurso del film: la responsabilidad y la asunción de sus consecuencias.
            Una película intensa, profunda, con un guión perfectamente estructurado y, por supuesto, un diálogo creíble y medido que va  desvelando y haciendo crecer la trama, dejando espacios al espectador y dando tema para un buen debate posterior. Un  guión que Knight asegura haber escrito de tión, en tan sólo diez días, pero que resulta brillante, máxime con planteamiento visual tan austero y minimalista.
            En un planteamiento de producción escueto y una puesta en escena reducida, cada secuencia se rodaba diez veces para asegurar la de mayor intensidad narrativa. Basado en su voz y en su gesto Tom Hardy desarrolla un trabajo interpretativo realmente extraordinario, por lo que aconsejo encarecidamente que vean la película en versión original, por favor, esto siempre es recomendable pero en este caso resulta fundamental. 
            Resulta sorprendente el fantástico resultado de dirección que consigue tener atrapado al espectador desde el primer momento. Un relato claustrofóbico y a la vez dinámico, ágil e inteligente. Sin duda, una de las mejores películas del año.


Conclusión: Intensa, emotiva e hipnótica. Muy recomendable.     

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