Mis días felices
Director: Marion Vernoux
Título original: Les beaux jours (Bright Days Ahead)
Actores: Fanny Ardant, Laurent Lafitte, Patrick Chesnais, Féodor Atkine, Emilie Caen y Alain Cauchi
Drama / Francia / No recomendada para menores de 12 años / 94 min.
Pero ¿qué es el
cine francés? ¿Existe el cine francés? En caso de que realmente se pueda identificar
la cinematografía de un país con un signo identitario dentro de la diversidad y
de la riqueza que se le puede suponer, ¿cuál sería o cuáles serían las
características que se le pueden asociar al cine francés?
Los mal pensados
dirán que grandes parrafadas y secuencias en las que no pasa nada. Bueno, es
una manera de verlo, pero creo que si algo hay definitivo es su gusto por
hablar de las emociones, los impulsos y las ilusiones que mueven a las personas
y de las relaciones que los unen o los separan. Me diréis que, en último
término, todas las películas tratan de lo mismo: de la gente y sus problemas
(salvo las que hablen exclusivamente de las piedras o los ornitorrincos), pero
el quid de la cuestión es cómo se
tratan estas cuestiones trascendentales, cómo
se abordan las relaciones humanas y con qué sensibilidad se retrata a las
personas.
En general el
cine francés, o lo que se identifica como común a él, se acerca al interior del
ser humano y a sus pulsiones con una sensibilidad especial, con una mirada
lenta y amable que hace que hasta las cuestiones más triviales sean objeto interés,
de análisis y reflexión, y esto es,
quizá, lo que le hace especial.
En esta ocasión el
retrato es el de una mujer recién jubilada, Caroline Fanny Ardant, atractiva y juvenil, con un gran potencial vital que
necesita desarrollar en sus actuales circunstancias. Sin nada que hacer, con un
marido y unas hijas ya emancipados el tiempo se hace insoportable. Para
rellenar este vacío existencial la invitan a asistir a talleres ocupacionales.
Allí, en un espacio llamado muy apropiadamente Mis días felices, busca una afición entre la artesanía, el yoga y
las artes mientras comparte nostalgias con otros jubilados.
Pero ni la
nostalgia ni las aficiones le motivan nada, hasta que aparece un joven profesor
de informática que le viene a recordar que no todo el tiempo es perdido, que
ella es una mujer de buen ver y que las pulsiones sexuales siguen estando ahí.
El retrato del
joven amante es buscadamente desdibujado, ya que no hace falta saber mucho más
de lo que se dice de él para entender cuál es el verdadero cariz de las
relaciones que mantienen. Sin embargo, la distancia y elegancia narrativa a la
que me refería en la introducción de esta crónica en esta ocasión convierte los
trazos del pincel en demasiado sutiles y la descripción de los sentimientos
queda excesivamente difuminada para mantener empatía con el espectador, dejando
algo frio el relato de lo que, por definición, habría de ser de una intensidad
ardiente y con un debate interior entre dos extremos.
Comprendemos a
Caroline, comprendemos sus circunstancias, pero no llegamos a ver el conflicto,
lo asumimos por compromiso no porque esté demasiado explicado. Además, un
marido exquisitamente correcto y educado (que ya quisiera yo para más de un
ministro) no ayuda a desencadenar las emociones que lo puedan expresar.
En todo caso,
siempre es un gusto volver a ver en pantalla a una musa del cine europeo
como Fanny Ardant, que ha trabajado con lo mejor del cine francés e
internacional, como François Truffaut,
Alain Resnais, Claude Lelouch, Ettore Scola, Michelangelo
Antonioni o Wim Wenders,
por citar solo algunos, y que se encuentra en un momento realmente esplendido. Junto
a ella, otro de los grandes nombres del cine galo, como es Patrick Chesnais, correcto y adecuado.
Conclusión: Una película francesa aceptable pero algo fría. No perderás
tu tiempo si la ves.
Tráiler subtitulado en español
Comentarios
Publicar un comentario