Post Tenebras Lux

Si aún no la has visto


Director: Carlos Reygadas
Drama - experimental / México / No recomendada para menores de 12 años /  120 min.
           
             Cuenta la película la relación de un matrimonio  acomodado que abandona la seguridad de la urbe para instalarse con sus hijos en el inmenso campo mexicano. La intención de la pareja es superar sus problemas afectivos y sexuales, pero el entorno, al igual que el paisaje del comienzo, resulta indefiniblemente maligno y turbio.
                   No es esta una película para cualquier público. Con ello no quiero decir que sea una película para un espectador exquisito, pensando en ellos como en gourmets cinematográficos y desdeñando al resto de los mortales como zafios devoradores de infracine. No se trata de eso si no del carácter intrínseco de la apuesta cinematográfica que nos propone Reygadas, absolutamente a contracorriente del cine actual.
            Y es que si algo define Post Tenebras Lux es su carácter experimental y con ello también a su público objetivo, un espectador al que le guste indagar en el lenguaje, que se preste a paladear ciertas experiencias fílmicas arriesgadas y esté dispuesto a poner algo de su parte para llegar a interiorizar y comprender el mensaje. Se suele relacionar la experimentación fílmica con productos plúmbeos sólo digeribles por el propio realizador o, en el mejor de los casos, algún familiar bien avenido o amigo muy allegado. Pero es que experimentar con la imagen y el lenguaje audiovisual se hace desde los mismos comienzos del arte cinematográfico. Pensemos en Dreyer o Artaud, pero también en el Ballet mecánico (1924) de Fernand Leger o en Entreacto (1924), de René Clair y Francis Picabia, cine asociado a la corriente surrealista de los años 20 y en absoluto narrativo. Pensemos en el cine experimental de los años 60 o, con el advenimiento del vídeo, la llegada de un tropel de autores que se apuntan al llamado vídeo-arte y que llega, de una manera u otra hasta nuestros días  y que, con desiguales resultados, hacen avanzar el lenguaje cinematográfico. Desde siempre lo "experimental" va asociado a la "vanguardia", y las vanguardias son las que hacen avanzar y crecer al arte.
            En ese sentido esta obra es vanguardia, una cinta de las más arriesgadas y experimentales de, al menos, los últimos años. Reygadas se arriesga con el lenguaje y con la forma, con el contenido y con la estructura; con todo ello juega el autor y sale bien librado de la apuesta, ya que la película resulta perfectamente visible (en términos comerciales) y finalmente cuenta una historia completa y elaborada. Se podría comparar a algunas de las obras de Godard, no el joven de la Nouvelle Vague ni al  autor políticamente concienciado de los setenta, si no al de los setenta, el de Tout va bien o  Sauve qui peut la vie.
            Post Tenebras Lux  tiene un comienzo que, sin tener nada que ver con el resto de la acción, consigue colocar al espectador en un estado de ánimo adecuado. En la primera secuencia vemos a una niña sola en mitad del campo al anochecer, jugando con dos perros lobos. Sobre un bosque cercano amenaza una lejana tormenta que avanza lentamente mientras cae la noche, junto a la niña aparecen un par de vacas. Lo que podría ser idílico: un campo al atardecer, una niña jugando con los animales... resulta extrañamente amenazador, confusamente peligroso. Además, la imagen tiene un inusual formato 4/3, calidad super-8 o miniDV,  y con un desenfoque ancho y peculiar en todo el perímetro del encuadre. Cabe decir que este efecto, usado aparentemente de forma aleatoria a lo largo del metraje, no aporta nada, distorsiona la visión y dificulta la comprensión, única pega a la película que encuentro.
            Tras este perturbador comienzo, sin ninguna continuidad narrativa, la siguiente secuencia muestra la figura de un estilizado demonio rojo, en realidad el contorno en 2D de una figura con cuernos y rabo, que deambula por una casa desierta y silenciosa, al amanecer.
            Ambas secuencias son muy perturbadoras y colocan al espectador en un estado de ánimo peculiar, un tanto desasosegado, predispuesto para asumir cualquier propuesta que el director sugiera. El resto del metraje tiene una narrativa más “convencional”, aunque con una estructura temporal aleatoria, con frecuentes saltos en el tiempo que pueden resultar desconcertantes.
        Gracias a esta cinta Reygadas consiguió el Premio al Mejor Director del Festival de Cannes 2012 y a Mejor Fotografía y Mejor Banda Sonora en el Festival de La Habana del mismo año.


Conclusión: Entre el Buñuel más surrealista y el Godard más experimental. Muy interesante.

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